Es importante en estos tiempos mantenernos serenos y contemplar, desde esa serenidad, nuestra realidad interior.
¿Somos ahora más conscientes de nosotros mismos, de cómo funcionan nuestras relaciones o de lo que mueve al mundo de lo que lo éramos hace diez años?
¿Sabemos mejor lo que queremos en nuestra vida y lo que no?
Si la respuesta es afirmativa, es que el cambio va bien, que tras esa apariencia de caos y confusión que nos trae la realidad oficial, empieza a emerger una visión más clara y sana de la realidad.
Aquellos que apostamos por nuestro interior podemos quedarnos en la serenidad del fondo del mar aún cuando puedan arreciar temporales en la superficie.
Lo que nos queda por perder es bien poco, y lo que nos queda por ganar es realmente impresionante.
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