La confianza en la vida nos ayuda a fluir con ella en lugar de pasarnos todo el tiempo intentando llevarle la contraria.
Confiar es comprender que aquellas personas y situaciones que están en nuestra vida son las que son y las que tienen que estar, que no se trata de un azar cósmico o de un error divino.
Lo que nos duele no es tanto el que la realidad sea como es, sino el que no sea como nosotros queremos que sea. Es la frustración de nuestras irreales expectativas, lo que nos sume en el sufrimiento.
No se trata de querer, de una forma infantil, que las cosas sean como queremos, sino de comprender el cómo las cosas son y el para qué son así en nuestra vida.
Usar la mente, no para intentar controlar la realidad, lo que conlleva mucha tensión, sino para comprenderla más profundamente y poder, así, fluir libremente con ella.
Confiar es comprender que aquellas personas y situaciones que están en nuestra vida son las que son y las que tienen que estar, que no se trata de un azar cósmico o de un error divino.
Lo que nos duele no es tanto el que la realidad sea como es, sino el que no sea como nosotros queremos que sea. Es la frustración de nuestras irreales expectativas, lo que nos sume en el sufrimiento.
No se trata de querer, de una forma infantil, que las cosas sean como queremos, sino de comprender el cómo las cosas son y el para qué son así en nuestra vida.
Usar la mente, no para intentar controlar la realidad, lo que conlleva mucha tensión, sino para comprenderla más profundamente y poder, así, fluir libremente con ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario