La comunicación nos enriquece pero siempre y cuando tengamos algo que decir, hablar por hablar no nos sirve demasiado y sólo es hacer ruido para no escuchar nuestro silencio
La introspección nos ayuda a contemplar el mundo por nosotros mismos, y a asimilar nuestra experiencia vital. Es a partir de ahí que tenemos algo que compartir.
Pero esa introspección requiere de silencio y de tiempo para estar a solas con nosotros mismos.
Cuando eso se da es cuando podemos compartir y comunicar, abiertos, por nuestra parte, a enriquecernos con lo que otros también tienen para compartir.
Y a partir de lo que otros nos aportan luego iremos interiorizando e integrándolo en nuestro proceso personal y mejorando, aún más, nuestra forma de comprender el mundo.
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