miércoles, 17 de julio de 2019

SOBREDIMENSIONAR EL PROBLEMA.



Cuando algo nos preocupa mucho tendemos a sobredimensionar el problema. Y cuando hacemos esto nos sentimos demasiado pequeños para abordarlo.

En el fondo, nuestras emociones son una forma de respuesta a lo que nos sucede y, sobre todo, a cómo vemos lo que nos sucede.

Así, si sobredomensionamos el problema, se produce también una especie de desbordamiento emocional que nos domina por completo.

Por eso es clave ver la dimensión real de nuestros problemas, y mientras más equilibrados e interiormente nos encontremos, más fácil nos resultará hacerlo.

Y en ocasiones, cuando no somos capaces de relativizar un poco ese problema que nos obsesiona, nos puede ayudar hablarlo con alguien que sí que pueda hacerlo y que nos ayude, de esa forma, a verlo desde una perspectiva más saludable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario