En todo proceso de evolución y aprendizaje la humildad es siempre algo esencial.
Por un lado, porque la humildad supone ser consciente de los propios límites, y sólo siendo conscientes de ellos podemos llegar a trascenderlos.
Y por otro, porque la humildad nos permite también reconocer nuestra ignorancia en muchos temas y sólo así estamos en disposición real de aprender. Los que creen que ya lo saben todo no pueden aprenden nada porque viven cerrados a ello.
La humildad se ha asociado erróneamente a la baja autoestima y a la desvalorización y no es así, uno puede ser humilde, reconocer sus carencias y limitaciones y ser, además, plenamente consciente de su valor intrínseco o de sus dones y capacidades.
El ser humilde es más bien un simple reconocimiento de nuestra forma de ser relativa, ser conscientes de que no dejamos de ser seres aún en proceso de desarrollo y de evolución.
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