miércoles, 3 de julio de 2019

NO HAY MODELOS EXTERNOS.



No hay una altura a la que estar. La auténtica evolución parte de la aceptación y el respeto al punto en el que nos encontramos y al ritmo personal de evolución.


El sistema educativo marca unos programas comunes en los que se juega con la fantasía de que todos han de aprender lo mismo en un mismo tiempo, lo que no es real.

Y luego la sociedad ha insistido en seguir marcándonos objetivos que debíamos cumplir , de cómo deberíamos ser. Algo que nos viene de una tóxica moral religiosa que generaba culpabilidad.

Así nos ponen modelos de cómo estar físicamente, de cómo ser una buena madre o un buen padre, de cómo estar anímicamente, etc., creándonos la sensación, en muchas ocasiones, de que no estamos a la altura exigida.

La aceptación de nosotros mismos supone amar nuestro propio ritmo y nuestra propia forma de vivir y de evolucionar, reconocer nuestro carácter único y el hecho de que hemos de evolucionar a partir de cómo nos sentimos interiormente, y no de acuerdo a los prefijados y ajenos modelos externos que otros quieran imponernos.

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