A veces hay quien sueña o vive en la ilusión de que el mundo del futuro será un mundo mejor, y esa esperanza les sostiene. Otros, por el contrario, piensan que vamos al desastre, a una mayor deshumanización y al fin de los ecosistemas naturales.
Para mí lo mejor es centrarnos en nuestro presente e ir trabajando ahí los cambios que sentimos necesarios. Como dijo Gandhi: Se tú el cambio que quieres ver en el mundo.
Y es que todo cambio empieza siempre en nosotros mismos. Y esos cambios internos nos reconcilian con la vida y con el mundo tal como es, y es, entonces, cuando realmente podemos aportar armonía a este mundo.
Porque las ilusiones de futuro muchas veces nos impiden ver de frente nuestra propia realidad y transformarla. Se limitan a ser meras fantasías compensatorias a nuestra frustración.
No es el momento de sostenernos en esas fantasías, sino de mirar con coraje nuestra realidad y ver, también, que está llena de infinitas posibilidades y que somos nosotros los encargados de materializarlas.
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