En la vida solemos cerrarnos muchas veces a aspectos o personas que nos resultan extrañas a lo conocido.
No nos damos cuenta, de que si eso aparece en nuestra vida es por algo que nos pide que integremos, que representa algo negado o no sanado en nosotros.
No nos damos cuenta tampoco de que son ventanas que pueden oxigenar nuestra viciada zona de confort, puertas a una visión más rica de la vida.
Porque, para poder enriquecernos, hemos de abrirnos a lo nuevo, a lo diferente que la vida nos va trayendo.
Y es, en ese abrirse, como uno va creciendo e integrando. Porque el miedo es siempre el que mos cierra y el amor el que nos hace abrirnos.
No nos damos cuenta, de que si eso aparece en nuestra vida es por algo que nos pide que integremos, que representa algo negado o no sanado en nosotros.
No nos damos cuenta tampoco de que son ventanas que pueden oxigenar nuestra viciada zona de confort, puertas a una visión más rica de la vida.
Porque, para poder enriquecernos, hemos de abrirnos a lo nuevo, a lo diferente que la vida nos va trayendo.
Y es, en ese abrirse, como uno va creciendo e integrando. Porque el miedo es siempre el que mos cierra y el amor el que nos hace abrirnos.
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