Soy más de ir abriendo caminos que de ir hacia metas previamente definidas. Ese tipo de metas vienen muchas veces de una proyección mental hacia el futuro de asuntos pendientes del pasado.
Y siento que es mejor ir resolviendo en nuestro presente esos asuntos del pasado que emergen, frecuentemente, en nuestro día a día.
Cuando estamos obsesionados por una meta definida solemos cerrar los ojos a todo lo demás y a lo que cada momento nos va demandando.
Puede estar bien tener objetivos que uno siente necesarios en su vida, pero sin que nos obsesionen y sin que cierren las puertas a lo que la vida nos vaya trayendo.
Como dijo el poeta hay que ir haciendo camino al andar y no hay por qué ponerse límites en ese camino, que nos llevé hasta todo aquello que podamos alcanzar; sin ambicionar nada, pero también sin renunciar a nada. Las posibilidades son siempre infinitas.
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