viernes, 14 de abril de 2017

EL VALER Y EL VALORAR.



Tenemos que tener claro que una cosa es lo que valemos y otra muy distinta lo que nos valoramos.

Nuestra valoración tiene que ver con la autoestima y está muy condicionada por lo que hayamos sido valorados en nuestra infancia y por el amor que pudimos sentir o echar en falta.

Nuestro valor real no depende de ninguna valoración, ni cotiza, sino que tiene que ver, más bien, con aquello que realmente somos.

En el juego de la competitividad y de la sumisión, lo que ha contado es la cotización y lo que te valores o te valoren. Es una forma de sometimiento, dar y quitar valor.

En la realidad del amor sólo importa lo que valemos realmente, y conectamos con ese valor cuando conectamos con nuestro centro. Y es, sólo entonces, cuando estamos en condiciones de ver el maravilloso valor de los otros.

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