Se nos ha dicho que nuestros intereses individuales son contrarios a los de los demás y también a los de la colectividad.
Es como insistir en que los intereses de una célula son contrarios a los intereses del organismo al que pertenece. Algo, a todas luces, absurdo.
Se nos ha dicho que por eso teníamos que sacrificar nuestros intereses por los demás, o lo contrario, que debíamos mirar por nuestros intereses a costa de los de los demás.
Pero no es verdad. Cuando mis intereses son contrarios a los de los demás, sencillamente no son mis intereses, sino aquellos que mi visión subjetiva cree como mis intereses.
Y cuando los demás quieren que atienda sus intereses a costa de los míos, tampoco son sus verdaderos intereses sino sólo lo que su visión parcial les hace creer que son sus intereses.
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