¿Te sientes joven espíritu? ¿Eres capaz de sorprenderte por lo que te sucede o sientes curiosidad por todo lo que te rodea y por tu vida?
Si es así es buena señal, es que aún queda en ti una parte importante de ese niño curioso y creativo que fuiste.
Cuando no es así suele ser porque decidimos dejarlo atrás, acceder a la edad adulta renegando de nuestra infancia.
O quizá el niño que fuimos está tan dolido aún que es incapaz de trascender todo aquello por lo que tuvo que pasar.
En todo caso, siempre estamos a tiempo de sanar y reconciliarnos con nuestra infancia para poder acceder, de esta manera, a esa maravillosa fuente creativa que todos tenemos en nuestro interior.
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