Tenemos una importante responsabilidad hacia nosotros mismos y hacia nuestra vida, porque ésta es única y sagrada.
Podemos pensar que no es así, podemos jugar a la victimización, a sentirnos simples víctimas de lo que nos sucede. Víctimas de la sociedad, de la familia que nos tocó, víctimas de nuestra pareja, etc.
Pero eso sólo nos servirá para justificar nuestra infelicidad, nunca nos ayudará a trascenderla. Sólo nos permitirá quedarnos quietos sin hacer nada.
No podemos cargar sobre la espalda de otros nuestra propia responsabilidad, ni tampoco nuestra felicidad o infelicidad, sino que hemos de ver, por nosotros mismos, qué es lo que hemos de cambiar o mejorar en nuestra vida.
Porque estar bien no es sólo una responsabilidad hacia nosotros mismos, sino que también es una responsabilidad, y un regalo, para todos aquellos que nos rodean.
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