Muchas veces estamos en una lucha constante con nuestra vida, con nuestro pasado y con nuestro presente.
Pensamos que las cosas deberían haber sido diferentes de como fueron o de como son. Que tal persona tendría que actuar de otra forma, o que yo debería haber actuado o ser de otra forma de como actué o de como soy.
Son frentes que nos llevan a vivir en una permanente tensión y en una constante sensación de infelicidad y de frustración y amargura.
Al no entender el sentido de lo vivido nos parece que podría haber sido de otra manera, y, a la vez, al no aceptar lo que es y pensar que debería ser de otra forma, nos cerramos precisamente al significado de nuestra vida y de todo lo que nos sucede.
La lucha es inútil y sólo nos provoca sufrimiento. Acepta lo que es y en función de eso, y a partir de ahí, decide qué es lo que quieres hacer, y cómo quieres responder.
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