Cuando nos empeñamos en negar nuestra dimensión espiritual, hay muchos aspectos de las relaciones que nos resultan completamente incomprensibles.
Así solemos escuchar que el amor es ciego, que las relaciones son fruto del azar o debida a los flechazos de cupido, y cosas por el estilo.
No entendemos nada de por qué nos tocaron "en suerte" (o en mal suerte), los padres o hermanos que nos tocaron. Ni el por qué nos llegamos a enamorar tan perdidamente de tal o cual persona.
Todo eso está relacionado con la cuestión espiritual y sólo accediendo a la comprensión de cómo funciona esa dimensión en nosotros podemos entender las razones de nuestra alma para esas relaciones.
Intentar comprender sin acceder a nuestra dimensión espiritual en nosotros es como pretender ver el dibujo y el sentido en un puzzle al que le faltan casi todas las piezas.
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