Nuestra vida nos habla de la opinión que tenemos de nosotros mismos y de nuestro nivel de autoestima.
De una u otra forma atraemos lo que creemos merecer en forma de una promesa autocumplida.
Si pensamos que no merecemos nada, nos conformaremos con muy poco, sea como sea, y nos aferraremos a ello aunque nos haga daño: Un trabajo en el que abusan de nosotros, relaciones en las que no existe un respeto sano, etc.
Una de las señales de que nuestra autoestima mejora es cuando ya no estamos dispuestos a permitir determinadas situaciones o actitudes dañinas en nuestra vida, actitudes que antes sí hemos permitido.
Es entonces cuando dejamos de aferrarnos a lo conocido que no nos va bien, y es, precisamente eso, soltar, lo que nos permite también irnos abriendo a nuevas y mejores oportunidades.
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