Es esencial y urgente que el ser humano recupere su sentido de dignidad.
Venimos de una cultura de la baja autoestima y de la desvalorización. Una cultura de la culpabilidad y la vergüenza tóxica.
Y estamos en una civilización que ha tendido a supeditar todo a la economía, en la que las personas son competidoras unas de otras y se nos considera clientes, consumidores, o simple mano de obra.
Es esencial que seamos capaces de trascender todo eso y de mirar para adentro nuestro propio valor real. Que seamos de ver la belleza y la nobleza que esconde el corazón humano.
Y que cuando miremos para fuera sea para ver nuestro valor a través del respeto y la valoración que mostremos a cada una de las personas con las que nos relacionamos.
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