Cualquier tipo de lucha es innecesaria. Uno ha de aprender a navegar sobre las olas de la vida siendo consciente de las corrientes o de la dirección que tiene el viento.
Nos empeñamos en nadar en contra de la corriente de la realidad en lugar de fluir amablemente con ella.
Intentamos usar nuestra inteligencia para controlar las cosas que nos pasan y controlar también a los demás, en lugar de usarla para comprender en profundidad la realidad y todo aquello que vivimos.
Y por eso vamos luchando con una realidad que no comprendemos, y luchamos con los demás porque no se adaptan a nuestro control o a nuestras exigencias.
Y mientras más luchamos menos podemos comprender porque, para comprender, sencillamente, hemos de saber contemplar desde la quietud.
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