Cuando vamos trabajando las emociones atrapadas, en ocasiones suele producirse una salida al exterior de esa emoción que se libera.
En esos casos podemos sentir emociones como enfado o tristeza sin que sepamos muy bien de dónde nos vienen, y que no tiene que ver con algo que estemos viviendo.
En realidad eso es una bendición ya que nos permite liberar esas emociones que nos bloquean la vida, emociones que en su momento no pudieron ser reconocidas y expresadas.
Y cuando se producen es muy importante ser conscientes de ellas, permitirnos sentirlas, tener cuidados de no arrojárselas a nadie, y no meter mente, no sostenerlas con pensamientos negativos que las justifiquen.
Cuando así lo hacemos, una vez pasa la tormenta vuelve la calma y vuelve a brillar el sol, y también nos sentimos más ligeros de carga para poder proseguir nuestro camino.
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