Las relaciones entre padres e hijos frecuentemente son complicadas.
Por un lado nos encontramos con unos hijos que traen unas necesidades a cumplir, y unos padres que sólo hacen lo que pueden, aunque esas necesidades del hijo no se lleguen a cubrir.
Y por otro lado, nos encontramos con unos padres que tienen toda una serie de expectativas con los hijos y que tienen dificultad para aceptarlos tal y como realmente son.
La clave está en ir solucionando esas diferencias que nos mantienen en una falta de amor, en una frustración permanente hacia lo que es, obsesionados en lo que debería haber sido o en lo que me gustaría que hubiera sido.
Es momento de asumir y responsabilizarnos de nuestras carencias infantiles dejando de culpar a nuestros padres, y también de permitir que nuestros hijos sean aquello que decidan ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario