El ser humano nunca dejó de ser inocente y puro. No creo en la maldad sino en la profunda ignorancia.
Sólo desde la ignorancia uno puede pensar que se puede alcanzar la felicidad a costa de la desdicha de otros.
Es la pura ignorancia la que nos lleva a pensar que podemos destruir el planeta en el que vivimos y que eso no nos afectará directamente.
Sólo desde la ignorancia se puede pensar que mis intereses particulares y los intereses de los demás son distintos y contrapuestos, como si los intereses de una célula fueran contrarios a los del organismo del que forma parte..
Y es la ignorancia también la que nos lleva a vivir en un permanente conflicto con nuestra realidad y con la realidad que nos rodea, queriendo y buscando otra cosa de lo que es, de lo que soy y de lo que los demás son.
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