En la vida existen muchas cosas que están más allá del entendimiento, de nuestra capacidad de comprensión, son elementos que se mueven en un misterio sagrado.
A veces, desde una lógica materialista se le da un significado o explicación simplista que no deja de ser artificial, algo para que encaje en nuestro limitado esquema racional.
Así, por ejemplo, se abusa del azar para no tener que explicar las causas desconocidas de muchas de las cosas que vivimos, como la familia en la que venimos, o que, de repente, caigamos gravemente enfermos.
Y muchas de esas cosas tienen causas que sí que podemos llegar a conocer, y aún así habrá siempre una parte de la realidad que permanecerá en el misterio, que seguirá siendo inexplicable.
Y en esas situaciones se trata de ser honestos y no buscar simplificaciones, de abrirnos, con confianza profunda, a los misterios de la vida y de fluir en ellos.
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