Perdonamos para nosotros mismos más que para el otro. El perdón nos sana y nos libera del pasado.
Perdonamos para no sentir una emoción que bloquea nuestra capacidad de amar y que nos altera y desequilibra.
Perdonar nos ayuda a comprender que los errores forman parte inevitable del ser humano, y que si yo considero imperdonables los errores del otro, inconscientemente también consideraré imperdonables los míos.
Y hemos perdonado cuando podemos pensar en lo que sucedió o en la persona con la que estábamos enfadados desde la serenidad, sin alterarnos ya por el recuerdo.
Perdonar y perdonarnos es una de las mejores maneras de aligerar nuestro peso del pasado para poder caminar más ligeros hacia un futuro diferente en el que nos permitamos amar de forma completamente incondicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario