Considero que conseguimos sanar una relación cuando en nosotros ya no quedan emociones como el enfado, el reproche o el rencor hacia el otro. Cuando podemos pensar en él en paz y desearle de corazón que le vaya bien.
Y eso no implica que la relación tenga que ser maravillosa o que queramos más o menos a esa otra persona. A veces eso ya no está en nuestra mano y no podemos forzar la comunicación con el otro, podemos llegar donde podemos llegar en nuestra afinidad.
Por otro lado, es posible también que el otro no quiera sanar su parte en el enfado, y no tiene obligación ninguna de hacerlo, es su libre elección.
Lo que realmente más nos afecta y nos bloquea es lo que nosotros sentimos en nuestro interior, nunca lo que siente el otro.
Por eso lo importante es hacernos conscientes de las emociones que los demás nos suscitan y cuando sintamos emociones negativas hacia el otro, hacernos conscientes de qué es lo que tenemos que resolver en nosotros y que estamos proyectamos en él.
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