Pocas cosas hay en la vida tan importantes como las relaciones personales. La forma en que vivimos esas relaciones es indicativo de cómo nos encontramos y de cómo somos.
Las relaciones nos hablan de nuestro nivel de autoestima. El cómo nos tratan los demás es reflejo de cómo nos tratamos a nosotros mismos. Cuando no nos respetamos permitimos que no nos respeten o nos permitimos no respetar.
Las relaciones me muestran la personalidad que he asumido, si tiendo a controlar y a dominar o si tiendo a ser sumiso y complaciente.
Lo que me molesta de los demás me habla de mi código moral y de aquello que yo no me permito a mí mismo. Porque lo que me molesta siempre me habla de mí mismo.
La clave es estar dispuestos a leer con honestidad las relaciones, porque cuando somos honestos con los demás es cuando también somos honestos con nosotros mismos.
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