No es un sueño irreal el pensar que las cosas van a ser diferentes, la auténtica fantasía y locura es pensar que las cosas son como antes y que podemos vivir de la misma manera a como lo hicimos en el pasado.
La cuestión no es si se va a producir un cambio o no, porque el cambio ya es un hecho, de lo que se trata es de ver si somos capaces de asumir de una forma positiva y constructiva ese cambio.
El aparente caos en el que nos encontramos, o el sufrimiento que no dejamos de ver a nuestro alrededor, tienen más que ver con las resistencias a esos cambios que con el propio cambio en sí.
Es como si hubiéramos vivido encerrados en una jaula y cuando nos sueltan nos encontramos perdidos y desorientados, sin atrevernos apenas a movernos aún de nuestro sitio.
Pero de lo que se trata es de estirar bien nuestros músculos, respirar hondo y sentir dentro de nosotros el despertar de nuestra brújula interior, esa que nos puede orientar en los distintos caminos que empiezan a abrirse ante nosotros.