Cada uno de nosotros tiene un ritmo y un tiempo propio de evolución que ha de respetarse.
Muchas veces nos gustaría que ese ritmo fuera el mismo para nuestras personas cercanas, que fuéramos a la par, pero eso no es algo que suela darse.
Cada persona tiene su proceso y cuándo mejor podemos evolucionar es cuando lo respetamos y vamos al ritmo que nos marca nuestro propio corazón. Unos van en allegro, otros en adagio y algunos en presto con brio.
Unos tenemos facilidades en unas áreas de evolución y otros en otras, e incluso esas áreas pueden precisar tiempos diferentes.
Cuando escuchamos y seguimos nuestro propio ritmo es cuando conectamos con la armonía universal. Nuestro Tao interior es el mismo que el Tao Universal, y en realidad nunca fueron diferentes.
Ama tu ritmo y respeta con amor el ritmo que llevan los demás.
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