Muchas personas buscan obsesivamente una pareja en sus vidas, se convierte en un objetivo vital prioritario. Cuando eso es así, hay que preguntarse si tenemos miedo a la soledad, si intentamos huir de ella.
Y si la respuesta es afirmativa, hemos de ver si la relación con nosotros mismos es buena o si buscamos la relación para evitar estar a solas porque no nos soportamos mucho, porque sentimos que en la soledad afloran muchos de nuestros pensamientos neuróticos.
Detrás de la búsqueda de pareja se suele esconder, muchas veces, una enorme carencia afectiva que busca compensarse desde fuera, lo cual ya condiciona negativamente la relación.
Una sana relación con uno mismo es la mejor base para una sana relación con los demás. La relación con otro en sí no trae nada, es un espejo, y somos nosotros los que llevamos lo que somos a la relación, o los que ponemos la disposición de aprender con ella.
Porque toda relación, y no sólo la de pareja, es una oportunidad espléndida para conocernos, crecer, e, incuso, para mejorar la relación con nosotros mismos, pero eso es algo que no depende tanto de la relación en sí, como de lo que nosotros estemos dispuestos a hacer con ella.
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