Es, viviendo, atravesando y superando una situación que uno puede aprender de ello.
No se trata de transmitir una serie de teorías que uno estudia, ni de dar consejos teóricos sobre lo que debe ser o de lo que debe hacer el otro.
Se trata de vivir centrado uno mismo en su propia vida y de irse transformando y evolucionando a partir de lo que uno va viviendo, de lo que le trae su propio devenir consciente.
Porque eso es vivir lo más consciente que uno puede, despierto a todo cuánto le va sucediendo y permitiéndose crecer en ello. No por los demás, sino por uno mismo, por la necesidad de ver, vivir y desplegar todo lo que uno tiene en su interior.
Así, uno mismo se convierte en ejemplo vivo para que otros puedan vivir también, siempre si lo desean, de forma consciente, para que puedan ver que los problemas pueden superarse y que podemos crecer siempre con todo lo que nos sucede.
Para que puedan ver la vivencia real de otro, más que la teoría, y que a su vez se puedan permitir ellos mismos, de una forma consciente, extrayendo y experimentando el aprendizaje y la evolución que les conlleva, vivenciar todo cuanto les aconteca en su propio camino.
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