La confianza es básica en el camino de la evolución, es un motor que nos lleva por la vida.
Es como si dos fuerzas se dieran en nosotros y cada una de ellas tirara en una dirección. Por un lado, la fuerza de nuestros miedos, de nuestras dudas, de nuestra falta de confianza en nosotros mismos y en el poder que encerramos.
Y por otro lado, la fuerza de nuestra confianza, de nuestra fe, que nos lleva a seguir firmemente a nuestro corazón y lo que en él sentimos que nos resuena.
Se trata de ir conociendo y trascendiendo nuestros miedos, de ir sanando las heridas y la baja autoestima que nos han hecho no confiar en nuestro poder, o de usar la duda simplemente como un cierto escepticismo que nos permita abrirnos a otras opciones pero que nunca anule la nuestra.
Porque es la confianza la que nos lleva a abrirnos a la vida y a los demás y la que nos hace ver que nada externo puede ser nunca más fuerte que nuestra propia fuente de poder interno.
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