jueves, 30 de noviembre de 2017

CLARIDAD O CONFUSIÓN.



Ofrecemos aquello que somos más que lo que tenemos.

Si somos confusos e incoherentes en nuestra forma de ver la vida, y no tenemos criterio sino que estamos a merced de lo que vamos oyendo, o del pensamiento que se deriva de nuestros estados emocionales, es eso lo que ofrecemos.

El principio de la coherencia en el discurso me parece importante para ayudar a clarificar el paisaje y disipar las nieblas.

Y eso no implica que sea un discurso cerrado que no admita los cambios que la propia evolución de la persona va trayendo con su ampliación de la perspectiva y con la comunicación con otros.

Pero siento que una parte importante de la confusión que se ve en nuestra sociedad viene, precisamente, de que no nos tomamos el tiempo de serenarnos un poco y ver en profundidad la mayor o menor coherencia del discurso que emitimos para observar, así, si sirve para aclarar, o si simplemente contribuye a la ceremonia del ruido y la confusión.

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