Vivimos en una cultura que tristemente vive de espaldas a la muerte y que considera que lo mejor que podemos hacer es no hablar de ella e ignorarla por completo.
Como si no tuviéramos todos nosotros que pasar por ese trance y por el trance de despedirnos de aquellos que viven a nuestro alrededor.
Nuestra falta de comprensión de la muerte nos está hablando de nuestra falta de comprensión de la vida. Ignoramos la muerte porque intentamos vivir de una forma superficial, dormidos y sin profundizar tampoco en el misterio de la vida.
Porque lo que nos ayuda a comprender el profundo significado de cambio que supone la muerte es lo mismo que nos permite comprender la dimensión profundamente espiritual que da significado a nuestra vida.
Y por más que queramos negarla u ocultarla, la muerte seguirá ahí, recordándonos constantemente que si no abrimos nuestra mente a lo desconocido, no podremos tampoco dejar nunca de vivir atrapados en nuestros miedos.
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