Ninguna relación, salvo la que tenemos con nosotros mismos, nos es imprescindible. Ni tampoco nosotros somos imprescindibles para nadie.
La libertad es esencial en nuestras relaciones y, sobre todo en nuestros sentimientos. Somos libres de sentir la emoción que realmente sintamos y de tener la emoción que tengamos.
Muchas veces nos han hecho creer que existía la obligación de querer a nuestros padres, hijos, hermanos, pareja, amigos o al resto de los seres humanos. Y no es así, no existe la obligación de amar sino que el amor es una emanación natural.
Lo otro no es real. Supone un reprimir y llevar a nuestro inconsciente nuestro desagrado o rechazo y aparentar llevarnos bien. Supone todo un acto de hipocresía que nos impide ser auténticos.
Y es que el amor es algo maravilloso y delicado que nace de nuestra propia coherencia y de nuestra libertad para ser nosotros mismos.
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