Hay muchos caminos, muchas líneas de trabajo posible, pero lo importante es que tu sigas el tuyo y seas coherente en él.
Uno ha de hacer aquello que le resuena o siente, o simplemente lo que más le cuadra, pero ha de decidirlo él. Ya no es posible que otros lo decidan por ti.
Nuestra felicidad y nuestra vida es lo suficientemente importante como para no ponerlas en manos de ninguna otra persona. Y nadie debe cargar tampoco con la responsabilidad de hacer feliz a otros.
No puedo tener una certeza absoluta de que mi camino sea el más correcto, pero sí lo creo el más correcto para mí. Y procuro ser coherente con lo que vivo, pienso, siento o digo. Y apuesto firmemente por ese camino, e incluso me permito animar o aconsejar a otros.
Pero siempre desde el más profundo respeto y teniendo claro eso, que cada cual es el que tiene que decidir sobre su propia vida porque es, también, cada cual el que acaba asumiendo las consecuencias resultantes de esas decisiones que toma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario