Los conflictos que vivimos en nuestra vida son un reflejo de nuestros conflictos internos, el resultante de todo lo que no hemos integrado.
Es importante darnos cuenta de ello y ser capaces de ver por qué nos cuesta admitir determinadas cosas que vemos en los demás, qué aspectos no hemos integrado con ello.
Hacer esto es asumir nuestra propia sombra y sacarla a la luz, darnos cuenta de que lo que negamos es lo mismo que nos hace sentir incompletos.
Cuando integramos lo negado nos integramos en el todo, dejamos de sentirnos seres excluidos. Porque nuestra integridad supone nuestra integración y también la integración del otro en nosotros.
Entre otras cosas venimos a eso a la vida, a aprender a vivirnos integrados y a descubrir y mantener nuestra propia integridad. Y para ambas cosas, nada hay tan adecuado como el respeto.
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