La realidad es la que es, pero las formas de mirarla o de acceder a ella son infinitas.
Es esencial descubrir formas de mirar la realidad que nos permitan acceder a ella de una forma amorosa, desde una sana aceptación que no nos suponga resignación.
Para mí, el trabajo interior tiene también que ver con la necesidad de corregir nuestra mirada , porque suele ser nuestra mirada la que más nos hace sufrir, más que la propia realidad.
Y esa mirada empieza por nosotros, por la forma en que nos miramos. Venimos de una mirada de desvalorización que tiende a pasar por alto nuestra valía. Y desde ahí es desde donde miramos el mundo y la vida como un lugar peligroso.
Es, precisamente, desde la confianza en nosotros mismos, que sabremos también mirar al mundo con otros ojos, mirarlo como un maravilloso campo de posibilidades donde desplegar el brillo y el potencial que llevamos dentro.
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