El ser humano tiende a esconderse tras múltiples caretas. Intenta vender, en muchas ocasiones, la mejor imagen que puede de sí mismo.
El ser humano engaña, destruye, es cruel, intenta manipular a otros y aprovecharse de ellos. Pero cuando eso sucede, siempre veo al niño asustado, enfadado y confuso que hay detrás.
Siento profundamente que más allá de cualquiera de los errores que los seres humanos cometemos, hay una gran verdad, existe una profunda pureza.
Y cuando somos capaces de verla en los ojos del otro, tocamos amorosamente su corazón, y le recordamos lo que había olvidado que era.
Tú decides a cada instante la imagen del otro que le proyectas y esa imagen habla, también, de la imagen que tú tienes de ti mismo.
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