Nuestras relaciones se han movido en una constante búsqueda de poder y control sobre el otro.
Se ve a todas las escalas, desde las más cercanas y domésticas o de ámbitos laborales, hasta la alta política internacional.
Las estrategias son con la pareja, con los hermanos, con los hijos, con los padres, etc. Estrategias con el fin de obtener lo que buscamos o deseamos.
Cuando se habla y se defiende la necesidad de mirar por nosotros mismos y de asumir la responsabilidad en nuestra vida, hay siempre quien comenta que esas son actitudes negativamente egoístas.
No ven que, en realidad, esto supone realmente respetar a los demás y dejar de considerarlos como medios para nuestros propios fines. Supone el inicio de una forma de relacionarnos desde la madurez y desde una sana igualdad.
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