Con respecto al futuro, unos muestran una actitud pesimista, mientras otros ven con optimismo algunos cambios que se están dando.
Yo creo que nosotros somos el cambio y que, en buena medida, el futuro depende de lo que hacemos con nuestro presente.
Y cada uno ha de responsabilizarse de lo que a él le toca, del cambio que ha de darse en sí mismo, de si madura o no y de si su actitud va siendo más armoniosa y amorosa.
Creo que parte de mi labor es ayudar a reflexionar y madurar a otras personas. Pero más importante es mi labor de seguir madurando yo. Sin esto último lo primero no tiene sentido.
Nuestra actitud con los demás, cuando es honesta, nace de un profundo compromiso con nosotros mismos.
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