Nuestra voluntad es sagrada. Nadie, salvo nosotros mismos, podemos renunciar a ella. Y aún cuando nos puedan obligar a algo, lo hacen porque nosotros hemos aceptado la coerción.
Podemos estar muy equivocados, y que nuestra decisión traiga consecuencias negativas, pero es nuestra decisión y nuestra responsabilidad.
Incluso cuando no decidimos estamos, en realidad, decidiendo no decidir, y vamos a cargar con las consecuencias que también trae esa decisión.
Podemos decidir respetar o no respetar las decisiones que otros toman, y también cargaremos con las consecuencias que esa decisión nos traiga.
Mientras más evolucionados estemos, más evolucionadas y acertadas serán las decisiones que tomemos. Porque a más evolución, más armonía y coherencia con la realidad propia y la realidad que nos rodea.
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