Una pregunta que sería conveniente que nos hiciésemos sería la de "para qué".
Vamos por la vida sin comprender casi nada, dormidos al significado de nuestra vida y de lo que nos sucede.
No sabemos para qué tengo que pasar por una determinada experiencia, para qué he conocido a una determinada persona, para qué me dedico a lo que me dedico, o más en general, para qué vivo.
Es importante comprender el profundo significado de nuestra existencia, y, esa comprensión no puede tenerla nadie salvo nosotros, los protagonistas directos.
Por eso hay que saber parar, no seguir en una actividad frenética que nos impida ver nada, que nos tenga permanentemente distraídos. Pararnos y preguntarnos, con honestidad, a nosotros mismos.
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