En todo lo que hacemos y en todo lo que vivimos existen ventajas ocultas e inconscientes que nos conviene llegar a ver.
Si no vemos esas ventajas, nos creemos que nuestra voluntad es otra, que en realidad no queremos eso en nuestras vidas.
Voy a poner un ejemplo muy claro, el del odio. Odiar tiene unas importantes ventajas ocultas y además es un recurso fácil de justificar, porque cualquier persona tiene defectos y comete errores.
El odio nos permite culpar al otro y a sus errores y defectos de lo que me sucede, y me permite considerar, así, que mi infelicidad viene de lo que eĺ otro hace o deja de hacer.
Cuando nos damos cuenta de esa ventaja oculta es cuando podemos descubrir que no es tal, que en realidad nos mantiene en esa infelicidad. Y es, entonces, cuando podemos abandonar esa actitud y asumir la responsabilidad esencial de nuestra vida.
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