El sistema social en el que nos encontramos está mostrando su descomposición en muchos ámbitos pero, como es lo conocido, sigue moviéndose por pura inercia.
Es un sistema que ha limitado mucho las posibilidades del individuo. Venimos de una educación en la baja autoestima para hacernos personas más sumisas.
En este orden de cosas, somos las personas concretas las que hemos de empezar a tomar nuestra responsabilidad, a recuperar nuestra autoestima y a desarrollar nuestro potencial dormido.
Porque, en el cambio en el que ahora estamos, las instituciones y los políticos van a ir a remolque de los cambios que hagamos la ciudadanía.
Y son cambios que siempre han de empezar por nosotros mismos, por ese despliegue del potencial interno, y por el desbloqueo de nuestra capacidad intrínseca de amar.
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