Estamos en momento de escándalos por la cuestión de dudas con respecto a los títulos de muchos políticos y a las formas más o menos honestas que han usado para obtenerĺos Algo poco edificante en este comienzo del nuevo curso.
La denominada "titulitis" tiene que ver con un modelo de sociedad en el que la apariencia se ha valorado más que la realidad.
No hay duda de que la formación es muy importante para realizar una labor, y de que detrás de muchos títulos hay un esfuerzo más que notable y honesto por conseguirlos.
Pero la sabiduría y la evolución real de la persona siempre están más allá de cualquier titulación y se manifiestan en la aptitud real para responder a los retos de la vida, en el cómo los afrontamos.
Y eso no se consigue tanto con conocimientos externos adquiridos por estudios, sino, más bien, a través de un conocimiento profundo y honesto de nosotros mismos.
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