Hay quien piensa que la espiritualidad es algo propio de gentes inmaduras, de personas un tanto inestables mentalmente.
Es posible que en algunos casos eso pueda ser así y que haya personas que buscan la espiritualidad como medio de huir de una realidad que no les gusta.
Y otras que tiendan también a asumir sin más los dogmas y creencias religiosas que les fueron dadas en su infancia.
Pero en muchos casos la espiritualidad es el mejor camino para investigar en profundidad aquello que somos y el sentido de nuestra existencia. Y eso implica un estar dispuesto a conocernos bien a nosotros mismos.
Y hacerlo bien requiere por tanto de una actitud honesta, madura y seria, capaz de cuestionarlo todo, incluso lo que socialmente ha sido establecido como lo más correcto o adecuado.
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