Lo que fue, fue, y hay que saber pasar página y no aferrarse al pasado. Ni a las cosas que consideramos positivas, ni a las que consideramos negativas.
Hay personas que tienden a sentir constantemente nostalgia por personas o situaciones que quedaron atrás, y piensan, como el poeta, que aquellos tiempos pasados fueron mejores.
Y otras personas que son incapaces de superar algún suceso dramático que les tocó vivir, una pérdida, una enfermedad...
O que se sienten culpables por haber actuado de una manera que consideran equivocada, sin entender que, simplemente, aquella fue la forma que encontraron para sobrevivir a la situación.
Cuando nos aferramos al pasado, quedamos atrapados en él y eso nos incapacita para vivir nuestro presente. Hemos de asumir de forma madura nuestro pasado y aceptarlo como tal, como un pasado que ayudó a construir lo que ahora somos. Y a partir de ahí, trascenderlo y vivir centrados ya en nuestro presente.
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