A veces, hay cosas realmente importantes en nuestra vida que vamos posponiendo. Pensamos que ya habrá una mejor ocasión para hacerlo.
Precipitarse y hacer las cosas antes de tiempo por la impaciencia puede ser negativo, pero posponer lo que nos toca resolver también lo es.
Imaginamos que tenemos por delante todo el tiempo del mundo para hacerlo y no es así. Nuestro tiempo es limitado y además nunca sabemos el tiempo que nos queda antes de marchar, o de que se marchen aquellos con quienes tenemos cosas pendientes.
Posponer es una forma de justificar nuestra negativa a solucionar un problema o a resolver temas pendientes. Cuando realmente uno tiene ganas de resolver, no pospone.
Pregúntate pues, con honestidad, qué estás dejando para otro momento e intenta ver las resistencias que ese tema te provoca y el cómo puedes desactivarlas.
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