Que tu actitud te vaya permitiendo, paso a paso, recuperar tu autoestima. Piensa, cuando actúes, si tu acción mejora o no la relación que tienes contigo mismo.
¿Esa acción es coherente con lo que sientes y piensas? ¿Es realmente lo que quieres hacer?
¿Te aceptas y valoras tal y cómo eres? ¿Tiendes a ser comprensivo contigo mismo o implacable y de una autoexigencia severa?
¿Te responsabilizas de lo que sucede en tu vida? ¿Confías en tu capacidad para afrontar las situaciones que tu vida te trae? ¿Eres honesto contigo mismo?
Traemos de la infancia un nivel determinado de autoestima, pero nuestra actitud diaria en el presente va a hacer que ese nivel pueda ir mejorando o no, que vayamos consiguiendo respetarnos y querernos cada vez un poco más.
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