Nada en la vida es permanente salvo el cambio. Y por tanto una de las claves de la vida es el cómo nos adaptamos a esos cambios.
Podemos vivir esos cambios inevitables resistiéndonos a ellos, negándonos a vivirlos. Y eso va a hacer que los cambios nos afecten negativamente, nos desgasten y no aprendamos nada de ellos.
Cuando sí que los aceptamos y nos implicamos activamente en esos cambios, nos transforman y nos ayudan a madurar. Salimos de esos cambios mejor que entramos.
Y así, hay cambios que pueden ser considerados comunmente como positivos que nos desgastan mucho por rechazarlos. Y otros, considerados como negativos que pueden acaban haciéndonos mas felices.
Lo mejor es aceptarlos y adaptarnos a ellos lo mejor que podamos, viviéndolos día a día y abiertos a lo que esos cambios nos pueden enseñar y aportar.
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