El odio tiene una base muy simple, es considerar que hay un culpable externo a nosotros para nuestras desgracias y para nuestra infelicidad.
Si queremos cultivar el odio es imprescindible centrarnos en lo que deberían cambiar los demás y nunca en lo que debería hacer yo para mejorar realmente la situación.
Cuando estamos en el odio pensamos que la mejor manera de mejorar algo es luchar frente a aquellos que consideramos culpables de la situación, y pensar que en ello hemos de invertir nuestras energías.
Y no hay mucho problema porque en el "otro bando" siempre encontraremos a personas tan dispuestas como nosotros a alimentar ese odio y a considerarnos culpables a nosotros
Como bien dijo Buda hace unos 2500 años: "Jamás en este mundo el odio cesa con el odio; cesa con el amor: esta es una ley eterna". Y lo seguirá siendo dentro de 2500 años más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario